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viernes, 17 de marzo de 2017

¿Cómo delegar?

Es común escuchar la frase: "Fulanito no se ha apersonado de su cargo", Martha, Martín, Jairo, Francisco, Paola, o quien quiera que sea ese "fulanito" tuvo un esquema de formación y experiencia diferente al que su Jefe o quien espera lo mejor de él o ella, ha tenido.

Por razones muy precisas y una historia de vida, quienes hemos llegado a ser Jefes y a sostenernos en dicha posición hemos adquirido de forma empírica o estructurada la curva de aprendizaje de competencias que nos dan los "Códigos" para lograr obtener los resultados que nos proponemos. Lo que regularmente olvidamos es cómo logramos adquirir esos códigos y esperamos que los demás los tengan per se.

¿Recuerdas que para realizar una carta muy bien escrita, alguien con paciencia o impaciencia, te hizo repetirla cinco veces cambiándole comas o palabras hasta que quedara muy bien?

¿Recuerdas que debías entregar un pedido en una dirección, y tras entregarlos todos, te hacían ver que tu forma de enrutar podía ser más eficiente o debía considerar prioridades que incluso podían hacer ver la ruta ilógica?

¿Recuerdas que te hicieron voltear los cuadritos y cambiar los campos de información 100 veces hasta que quedara bien?

¿Recuerdas la cantidad de veces que te digiste:, ¡Nada lo/la complace! ¡Ya no se que hacer!?

Todos hemos tenido Maestros en el camino, que con amor algunos o con impaciencia otros, nos convirtieron en lo que somos.

La anterior reflexión sólo tiene el propósito de dar la primera pauta para delegar: Paciencia.

Para dirigirnos a la segunda pauta pregúntate si lo que quieres delegar ya tiene un procedimiento claro y fácil de transmitir a la persona. Regularmente nuestras instrucciones son algo así como: "Para mañana, por favor, NECESITO (expresión por demás odiosa para todo subalterno, a propósito) que esté listo un análisis detallado de los segmentos a los que llevaremos la campaña de lanzamiento".

Lo anterior está claro, siempre y cuando hayamos superado el siguiente contexto: ¿Cuanto tiempo lleva la persona en la empresa?¿Alguien le brindó una inducción apropiada o simplemente le mostramos las instalaciones, le presentamos someramente el personal y le entregamos una lista de funciones, que ambiciosamente llamamos Manual del Cargo? ¿Tuvo en cargos anteriores alguna experiencia similar a la que se requiere- o es alguien muy bueno en algo asociado en el área que ascendimos para darle la oportunidad?¿ha estudiado o ha sido entrenado concretamente en lo que le estamos pidiendo- o suponemos que parte de esa oportunidad es que tiene que autogestionar el conocimiento que necesita y demostrar su tesón y compromiso o como diríamos los antioqueños su berraquera?

Así llegamos a la segunda pauta: para delegar cerciorémonos de que esa persona SÍ CUENTA CON LA COMPETENCIA o por lo menos nuestra empresa, cuenta con el procedimiento que indica de forma muy precisa CÓMO SE HACE.

Muchos de nosotros en nuestra posición de Jefes no tenemos muy claras las cosas, pero confiamos en nuestro criterio. Eso ha ido cambiando con la formación estructurada, pero algunos aún confían más en su instinto que en la combinación instinto-conocimiento. Aquí viene una situación algo compleja, pues los mercados son cada vez más calificados, racionales y emocionales al mismo tiempo y predecirlos cada vez es más probabilístico y hasta casuístico. Esto hace que en ocasiones, cuando nuestro receptor de una delegación, va a comunicarnos sus propuestas o informes, si no empieza con contundencia y al grano, lo cortemos o de una lo desincentivemos a continuar.

La tercera pauta es por supuesto Escuchar las ideas y argumentos que tiene para transmitirnos el receptor de nuestra delegación, como paso fundamental para que desarrolle autoconfianza. Eso sí démosle un espacio personal para que pueda organizarse y prepararse para el momento de verdad con nosotros y así no se bloquee por el respeto e intimidación que nuestra capacidad, experiencia e investidura  le genere, cuando le pedimos algo a quemarropa.

Todos queremos respuestas inmediatas, que nos gusten y sean un éxito.

Y por supuesto que se puede lograr cuando tenemos las personas con el conocimiento exacto, la chispa precisa o toque de genialidad, la actitud a nuestra medida y la experiencia que le permite desarrollar la sinergia que nos gusta.

Eso sí tengamos presente que para contar con la persona correcta, debemos contar también con el salario correcto (acorde con las competencias), el tipo de contratación correcta (acorde con los satisfactores de seguridad y estabilidad) y el ambiente organizacional correcto (la motivación, el respeto y la coherencia priman ante la dispersión, el cambio de opinión y el maltrato).

Si no reunimos todas las condiciones anteriores, lo más probable es que siempre haya alguien dispuesto a aprender en el marco que legalmente estemos en condiciones de ofrecerle y en ese momento las tres pautas ayudan bastante.