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viernes, 12 de diciembre de 2014

¿Por qué es tan difícil seguir creciendo?

La mayoría de las empresas exitosas en sus primeros 10 o 20 años de trabajo, con gran tesón y una dedicación infranqueable de sus propietarios, logran alcanzar topes de ventas e ingresos que cambian el estilo de vida de los mismos. En este punto o momento, para mayor precisión, los empresarios sienten que han hecho mucho, pero a la vez es como si estuvieran volviendo a comenzar con la empresa. Cuando iniciaron, lo hicieron con personas que se adaptaban a sus requerimientos y necesidades sin una carta de funciones o declaratorias de procesos y procedimientos muy exactas. Se sabía lo que se tenía que hacer y simplemente se hacía y lo que no, se consultaba, se aprendía y se ponía en práctica. No había tiempo de documentar, registrar, sistematizar, analizar en profundidad, ni PLANEAR. Sólo había tiempo para ACTUAR y dejarse llevar por el instinto, el criterio e incluso la suerte. 

Al empezar a entablar relaciones con clientes más corporativos, más grandes, con más trayectoria y experiencia, empezaron a aparecer "las condiciones" y en algunos casos "los estándares", dejando en evidencia todo lo pendiente por hacer y quedando por el piso el orgullo de los propietarios tras haber construido con las uñas una gran obra, que en ese instante, el de la visita de un par, un auditor o un comercial, no parecía más que un conjunto de defectos, que no se sabe cómo, logra generar la caja mensual capaz de contratar y pagar a cerca de 20, 50 y hasta 100 empleados o más. 

Pese a la frustración, los propietarios saben que no pueden luchar contra lo establecido por un cliente tan importante para la compañía y simplemente comienzan a allanar el camino y a intentar cumplir los requisitos.

En ese momento desde la mentalidad práctica de los propietarios lo que hay que hacer es avanzar, entregar el registro, el documento, pasar la visita. Sin embargo sólo algunos comprenden el mensaje de fondo que dicha situación les está planteando: ¡Estás cambiando de liga che! - Si. Como en cualquier competencia seria, están las ligas menores y las ligas mayores. Cuando empiezan a darse esas exigencias del mercado, que prefiero llamar del sistema, la empresa entra al peligroso limbo de pasar de las ligas menores, donde sólo ser cumplido, dispuesto, atento, dinámico y astuto es suficiente para destacarse entre los demás; a las ligas mayores, donde además de ser competitivo hay que ser Sólidamente Corporativo.

Las empresas que no temen invertir para desarrollarse, enfrentan y resuelven en un ciclo de unos tres a cinco años la transición de las ligas menores a las ligas mayores. Las que temen invertir y cuya personalidad de los propietarios les limita salir de la zona de confort, pueden tener riesgos mayores e incluso quedar por fuera de las ligas menores, pues parar de crecer, que es distinto a crecer con una velocidad controlada, es resistirse a una inercia natural que termina destruyendo el valor de la empresa y su conexión sincrónica con el mercado y el futuro.

GUADALUPE SALAZAR 
GERENTE 
TALENTO EXTREMO


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